Ser emprendedor no significa ser perdedor, ni sacrificar tus ingresos por ser la cabeza del proyecto.

La rentabilidad es, tal vez junto con el desarrollo del producto o servicio que ofrecerá la empresa, la meta de los empresarios, y para lograr la ansiada rentabilidad, los dueños suelen hacer diversos sacrificios, pero algunos de ellos no son recomendables ni saludables para la misma empresa. Por ejemplo, en muchas ocasiones, el emprendedor suele pensar que por ser el encargado y dueño del negocio que está iniciando no debe cobrar un salario, sino hasta que este alcance su punto de equilibrio… grave error. Otra típica “estrategia” es reinvertir cada uno de los pesos que recibe el negocio, pero sacrificando sus ingresos personales, con tal de devolverle todo el dinero a los inversionistas y hasta tener un colchón financiero. Desafortunadamente la realidad suele ser un poco cruel y en muchas ocasiones el soñado punto de equilibrio tarda mucho en llegar o, incluso, a veces nunca llega, ya sea porque el negocio no está creciendo como se tenía considerado o porque la empresa se mantiene en una continua fase de desarrollo. Mejor que tener esa aparentemente noble actitud de sacrificio, es más valioso el aprender a maximizar las utilidades de tu empresa y fijarte un salario, aunque sea muy básico. A continuación, algunos razonamientos de porqué debes asignarte un salario: Es contraproducente privarte de un ingreso, ya que (salvo que seas multimillonario) más temprano que tarde tus finanzas personales se verán sumamente deterioradas, además, el agotamiento mental (además del económico) podrían provocar que en el mediano plazo vayas perdiendo el entusiasmo y la energía para continuar empujando fuerte tu negocio. Una de las mejores alternativas para que no veas mermados tus ahorros es que te asignes un salario suficiente para solventar tus gastos y que recibas mayores beneficios de las utilidades; de hecho, es una fórmula que incentiva a los socios a inyectar mayor empeño a su trabajo para alcanzar mayores dividendos. Para finalizar hay una regla de oro en el mundo del emprendimiento: Asígnate (y págate) un salario; reinvierte las utilidades en la compañía y solventa lo más rápido posible las deudas para tener una administración sana. Si deseas que tu empresa camine con pasos firmes, apóyate en los expertos asesores de Cicde y seguramente muy pronto verás grandes avances.   Fuente: www.entrepreneur.com/article/290559

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