Un contrato bien elaborado, es un estímulo para ambas partes, ya que sienta las bases de lo que debe ser la relación, los alcances y responsabilidades.

La sabiduría popular es eso: sabiduría que hay que tomar en cuenta siempre; no en vano existen las frases: “cuentas claras, amistades largas”, “papelito habla”, etc. Y sobre esta última, hay una gran verdad que la mayoría de las ocasiones no podemos o queremos aplicar. Estamos hablando de los contratos. Es tan grande su importancia, que el año pasado dos investigadores ganaron el premio Nobel de Economía por sus estudios sobre la relevancia de los contratos en la sociedad moderna. El Economista reportó que el británico Oliver Hart y el finlandés Bengt Holmström (de la universidad de Harvard y del Massachusetts Institute of Technology, respectivamente) ganaron dicho premio por demostrarle al mundo la importancia de estos documentos, tanto en que promueven la cooperación entre los firmantes como en el caso de la resolución de un conflicto; así pues los contratos “tienen la última palabra” para resolver dicha querella. De hecho, un contrato bien redactado, debe ser “el fiel de la balanza”, en donde debe ser imparcial para que ambas partes estén cubiertas y que haya claridad. Gracias a esto, la dinámica de trabajo debe ser mejor. Un contrato escrito, más allá de ser un acuerdo legal, es una pieza de referencia sobre los alcances y limitaciones de las obligaciones de quien presta los servicios. Mujeres de Empresa indicó que, además, un contrato ofrece la oportunidad de ampliar los servicios, ya que, al estar claramente especificadas las responsabilidades de la oferta de trabajo, en caso de necesitarse más, es posible abrir una nueva fuente de proyectos. Otra frase bien conocida en el ámbito profesional: “siempre hay que esperar lo mejor pero hay que estar preparado para lo peor”. Bajo este aspecto, Ideas para Pymes, recomienda redactar y firmar siete contratos básicos; en esta ocasión hablaremos de tres: el contrato de compra-venta, el cual sirve para delimitar las condiciones en las cuales se van a enajenar los productos. Nuestras leyes contemplan diversos puntos que deben quedar claramente especificados en ese contrato, no sólo el valor del producto o servicio y su garantía; por ejemplo, la reserva de dominio, de tracto sucesivo, compra-venta mixta y un largo etcétera. El  Contrato de comisión mercantil, ayuda a las empresas a contratar los servicios de terceros para comercializar los productos, evitando así el pago de seguridad social, impuestos a la nómina, etc. Y finalmente el contrato de prestación de servicios, donde es posible contratar los servicios profesionales a un costo menor o para disminuir la carga fiscal y administrativa de la empresa. Es de suma importancia redactar contratos bien elaborados, con base en el debido conocimiento de las distintas leyes que podrían interceder en caso de que surja un problema; por ello, si tienes necesidad de contar con expertos en la materia, apóyate en los especialistas de CICDE para que tu negocio esté bien protegido.

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